jueves, 10 de septiembre de 2009

¡JUGUEMOS EN LA NOCHE MIENTRAS EL ROJO ESTÁ!

En una noche cualquiera, la luna ambienta el lugar, las calles son el escenario, los semáforos quienes dan la entrada, ahora los reflectores se encienden con las farolas de los autos y los taxis; todo está listo, pero el público no tiene la mejor disposición para el show, el único cambio es que en vez de un aplauso para los artistas, la mejor ovación que se puede recibir es una moneda.


Juan Pablo y Alexander son jóvenes malabaristas que trabajan todas las noches en el semáforo de la carrera 50 en Itagüí, con ayuda de clavas, diábolos, machetes y hasta bastones con gasolina para generar fuego son su boca, se ganan la vida pidiendo una moneda a los conductores que por allí circulan a cambio de su presentación.

Parece extraño que realicen esta labor, pues ellos mismos reconocen que pudieran estar realizando otro tipo de trabajos que no fueran callejeros, esa es su pasión. Aunque nadie lo crea y pese a su “pinta”, Juan Pablo es Técnico en Gestión Ambiental del SENA, y su compañero se define como “Ingeniero en Mediocridad” pues ha estudiado radio, comunicación e incluso filosofía, cada una de un sólo semestre ya que no le gustan las reglas ni estar supeditado a hacer trabajos ni tareas que otra persona le imponga.

“Es que trabajar pa’ una empresa es regalar la vida pa’ que otro se haga más rico”, con esta frase se refleja el pensamiento anticapitalista que tiene Alexander y también el de su compañero, quien lo apoya en su noción de que el sistema del mundo tiene un mal funcionamiento, que los ricos son más ricos y los pobre más pobres. Para ellos la vida seria perfecta si el mercadeo se realizara con trueque, si cada uno produjera lo que necesita, que fuera más “simple” como el ideal de Juan Pablo: “Yo sería feliz viviendo en una finquita, con una manga bien grande sembrada de papita, y fumando porro todo el día”.

La noche no fue muy buena, pues ha pasado una hora y sólo se han ganado cinco mil pesos, mientras que generalmente en dos horas se hacen entre doce o quince mil. Ya es tarde en la noche y el público está cansado de que en cada semáforo haya alguien “haciendo payasadas”, cuando los ven les cierran las ventanillas, les gritan “vagos, cojan oficio” o simplemente los ignoran.

Itagüí está lleno de malabaristas y desafortunadamente el semáforo en el que se presentan nuestros personajes ya está “muy quemao”; que irónico, en nuestra sociedad ya hasta en lo que no se considera trabajo hay desempleo, y en palabras de Alexander “tanta competencia, no deja progresar”.






jueves, 3 de septiembre de 2009

"Moncayo" ahora "Moncristo"

¿Se acuerdan de el señor Gustavo Moncayo? Si, ese el que se camino medio Colombia para que las farc le liberaran el hijo. Pues resulta que como ni a los "señores" guerrilleros ni al Gobierno Nacional les importo mucho esto, el "Profe" Moncayo decidio crucificarse este fin de semana en la Plaza Bolívar.

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